ME AMO... TE AMO... AMOR INCONDICIONAL
La palabra "incondicional", nos sugiere algo enorme, sin límites; algo a lo que seremos capaces de ser fieles sin sentirnos condicionados, simplemente por el hecho de sentir en nuestro interior que ello ha de ser así.
A veces es fácil decir "te amo". Esas dos palabras que sin darnos cuenta pronunciamos, implican un gran compromiso cósmico y no siempre estamos conscientes de ello. Cada vez que decimos a alguien que le amamos, se ponen en marcha las ruedas que mueven el eje de nuestras vidas y si al pronunciarlas las estamos pronunciando en vano, nuestras vidas se verán afectadas por una carga kármica que a la larga nos será difícil sanar.
Todos necesitamos sentirnos amados así, sin condición. Sabiendo que nuestros errores, nuestros fracasos y nuestras penas nos serán perdonadas por aquellos que decimos amar en igual medida. Pero nunca nos paramos a pensar en cómo nos amamos nosotros mismos; no nos paramos a considerar que el mismo hecho de cometer errores, de realizar actos que nos llevan a fracasar y de sentirnos sumidos en la tristeza... incluso muchas veces vernos arrastrados a desear nuestra propia muerte, son actos de un gran desamor hacia nosotros mismos.
Sanar esa tendencia o conducta que nos lleva a sentirnos victimas, nos ayudara a amarnos desde nuestros corazones y esto repercutirá en vernos y sentirnos amados de igual manera por aquellos que nos rodean.
El ser humano ha perdido en si el concepto sagrado del amor. El amor de pareja, el amor de padres, el amor de hermanos, el amor de amigos; ha ido degenerando en una tendencia cada vez mayor por satisfacer nuestros egos y se ha convertido en algo de lo que dependemos incongruentemente al no ajustarse lo que decimos sentir con lo que verdaderamente sentimos. Muchas veces justificamos nuestros actos más viles o desesperados con un: "él o ella me perdonará mi error porque sabe que la o le amo."
Estamos en ese instante condicionando el amor que tenía que ser incondicional para justificar un acto erróneo que se produce cuando dejamos de ser dioses, partes divinas de un TODO.
Cuando hablamos de incondicionalidad, nos estamos refiriendo a algo que significa: "ABSOLUTO, sin restricción ni requisito" . Si analizamos entonces incondicionalidad desde su aplicación más humana y caemos en la cuenta de que ser incondicional es no tener límite alguno ni sentir exigencia alguna sobre uno mismo u otros seres, ¿por qué pretendemos que en nuestras relaciones el otro o los otros nos comprendan o nos acepten como somos? ¿No estamos acaso utilizando en ello una condición? ¿Por qué nos ofendemos si los demás actúan diferente a nosotros, si no hacen lo que consideramos que es bueno, lógico o normal? Si hemos aceptado que INCONDICIONAL es no esperar nada a cambio, porque nos sentimos amenazados cuando nuestra pareja o las personas que nos rodean actúan o toman decisiones distintas a nosotros. ¿Por qué no somos capaces de entender que todos estamos supeditados a nuestras propias circunstancias?
Para analizar estas preguntas, seguramente deberíamos sentarnos a recapacitar sobre nuestros propios miedos. Nuestro sentido del amor y nuestro grado de sentimiento de amor, genera situaciones de stress psicomental, que nos hace amar y sentir necesidad de ser amados, aún aferrándonos a ilusiones que sólo generan pesar y arrastrando en ello a aquellos que decimos amar.
Verdaderamente, estaremos aceptando el AMOR INCONDICIONAL, cuando nos demos cuenta de amarnos primeramente a nosotros mismos sin exigirnos nada, tan sólo amarnos por lo que somos y sustentamos, reconociendo la Luz que habita dentro de nuestros corazones y abriéndonos a los demás de buen grado.
Para lograr esto, nada mejor que aprender día a día a perdonarnos. Perdonando nuestros propios errores estaremos abriendo el corazón a nuevas realidades, a nuevas relaciones y a una expansión infinita de esa incondicionalidad que nos habita a todos por igual.
Una vez logrado ese perdón en nosotros mismos, nos será sumamente fácil olvidar el miedo a fracasar y daremos sin medida el amor que almacenamos, perdonando a su vez los errores y las ofensas que puedan causarnos los demás, sembrando y cosechando así el verdadero AMOR INCONDICIONAL del que fuimos dotados al ser creados.
Cuando aprendemos a decir desde el centro de nuestros corazones: "ME AMO... TE AMO...", es cuando verdaderamente estamos actuando desde la divinidad que somos y nos habita desde siempre y para siempre.
Por eso, AMAR SIN CONDICION, tiene que ser en estos días de Ascensión, el tema prioritario en nuestras existencias.
Aprende a Perdonarte para Amarte y sentirte pues Amado.
Aprende a Perdonar para Amar y sentirte igualmente Amado.
ME AMO... TE AMO... NOS AMAMOS INCONDICIONALMENTE COMO SERES DE LUZ EN LA UNIDAD DE UN TODO SAGRADO.
Drisana
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